Veo que no soy el único que
carga sobre su espalda tragedias vergonzosas difíciles de arrostrar, como, por
ejemplo, aquel líquido caliente y espeso escurriéndose bajo los pantalones al
exponer la lección frente a la clase, la mueca de asco en el rostro de ella
tras nuestro primer beso, o ese pequeño regato de agua a punto de tragarnos
después de presumir ante los amigos de lo bien que nadamos.
Mi historia, no obstante,
es, con mucho, la peor; pero no os la
contaré. Seguramente para vosotros será una cuestión de nada.
Este mes, el blog Microrrelatos Ilustrados celebra sus dos años de vida.
¡Ya sois 200 los que elegís pasar a menudo por aquí!
Muchas gracias por vuestra fiel compañía.