sábado, 28 de diciembre de 2013

Ciclos

Las hojas de otoño barrían el viento cuando llegué al parque y me senté a mirarlas. Con qué algarabía amarilleaban el aire cuando lo empujaban lejos. Y aquellos paseantes que sin saberlo añadían sonido a la estampa con sus pisadas. Como la mujer del abrigo azul que iba de puntillas. Creo que temía algo. Tal vez la llegada ineludible del invierno; ese frío que entumece el alma, que pela los árboles y los deja tiesos. Esqueletos grises que, sin embargo, nunca dudan de su renacer. 


9 comentarios:


  1. Querido Nuevo Año 2014, estás a punto de nacer y el mundo por entero se amontona en la sala de espera contigua al paritorio con los ojos de la esperanza puestos en ti. Pero tendrás una vida tan corta y una carga de plomo tan grande sobre la espalda de tu almanaque que a buen seguro te será imposible acabar con todos los males terrenales que en herencia te han dejado los calendarios desgajados. Pero sí que podrías llegar a ser un buen año, el mejor de todos, el pionero de la saga de tus herederos, si propusieras ciertos cambios que tanto necesita este planeta color príncipe de cuento.
    En primer lugar, podrías hacer uso de una balanza, no hace falta que sea muy grande sólo que haya sido bien calibrada, para que se repartan por igual el agua y los alimentos entre todos los habitantes, sin atender a razas, nacionalidades ni religión.
    En segundo lugar, te recomiendo una buena escoba de las que están hechas con hojas secas de palma, las usadas por barrenderos porque son las que mejor se llevan la suciedad más acumulada. Pues bien, con una de ésas podrías barrer las grandes injusticias que a diario soportan los sectores más débiles de la población: ancianos, niños, enfermos y minusválidos, como consecuencia de la avaricia y egoísmo de las clases de poder.
    Y, en tercer lugar, ¿Podrías hacer que los dictadores y amigos de las guerras nacieran sin ombligo? Así dejarían de mirárselo y, quizás, tal vez, se fijaran en el ombligo de las posibles víctimas.

    Apenas unas contracciones más y te tendremos muy pronto en nuestros brazos. Todas las esperanzas puestas en ti.

    BIENVENIDO Y FELIZ 2014.


    http://lecturaalahoradelte.blogspot.com.es/

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    1. Cuántos buenos deseos para pedirle a este año que comienza, Aldonza. Me hago eco de tu carta. Por un año más justo, generoso y pacífico.

      Un abrazo fuerte.

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  2. Qué bella postal sensorial has creado. Melancólica, ocre, siseante..., antesala del invierno, del frío, de la muerte. Pero esperanzadora: seres que nunca dudan de su renacer.
    Magnífico.

    Un abrazo grande.
    Mis mejores deseos "renacientes" para el 2014.

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    1. Gracias, Petra. El texto lleva un poco el ánimo de esta época de finales y principios, de hojas amarillas que vuelan, tanto en el parque como en el calendario. Y de hojas nuevas que brotan, que traen consigo esperanza de un año mejor.

      Un fuerte abrazo, y feliz 2014.

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  3. Cada estación tiene su belleza y su encanto, aunque si es cierto que el invierno es un periodo de cierta apatía que cada uno sobrelleva como puede para volver a brillar en primavera.

    Precioso texto Sara.

    Feliz año. Abrazos.

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  4. Como dice Petra, muy sensorial. Añadiría que comienzas con una imagen muy potente dando la vuelta a la manida. Y tiene un toque muy poético. Me gusta.

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  5. Las estaciones van cambiando el paisaje, en un alarde de colores y sensaciones.
    El invierno tiene menos horas de luz por aquí, pero permite sensaciones alrededor de las chimeneas que valen por soles de primavera.

    Un feliz año nuevo, Sara. Un abrazo

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  6. Una bella imagen nos retratas, tanto el otoño como el invierno son estaciones que tienen algo de bonito pero es la primavera y su verde esperanza la que debe latir siempre en nuestros corazones.
    Cariños…

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  7. Lo que hace de "Ciclos" un micro redondo, aparte de la ausencia de costuras/fisuras, es la visualidad y belleza de las imágenes, particularmente esas hojas que amarillean el aire y esos esqueletos grises que guardan la certeza del verde. La verdad, SARA, me encantó.

    Cariños, Mariángeles

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