Texto ganador semanal en el Concurso de Microrrelatos L'art d'escriure patrocinado por el programa cultural Wonderland de Ràdio 4.
Aquella fría mañana de
invierno Martín perdió la inocencia. Sucedió cuando se lavaba la cara después
de largo rato sin dejar de llorar. Para cuando quiso darse cuenta, ya se había
escurrido bien diluida por el fregadero. Y mientras sus padres hacían lo imposible
por ayudarlo a recuperarla —que si el desatascador de goma, que si un
alambre doblado en la punta, que si mejor desenroscar el sifón del lavabo antes
de que la inocencia desaparezca completamente por el desagüe—, Martín se miraba
altivo y sonriente en el espejo del baño. Se sentía tan mayor al saber la
verdad…
Enhorabuena a los finalistas:
Lola Sanabria, Rosana Alonso, Mei Morán, Xavier Blanco.
Audio del programa 03/12/2013
Algunos os acordaréis de
este cuento, que escribí el año pasado para estas fechas. Aunque aquí lo
encontraréis con algunas modificaciones, que creo que lo mejoran.
Enhorabuena Sara!!
ResponderEliminarBien expresada la sensación ante la pérdida de la inocencia.
Un saludo indio
Mitakuye oyasin
Gracias, David. Un beso.
EliminarFelicidades Sara. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMe alegra que te guste, María Pilar.
EliminarUn abrazo.
Un relato subrealista-real con un final inquietante o tierno. Creo que no me he explicado nada, pero enhorabuena.
ResponderEliminarClaro que se te entiende, Miguelángel :-) Tiene todas esas ambigüedades.
EliminarGracias. Un abrazo.
¡Felicidades, Sara, es un relato muy bueno, como todos los tuyos!
ResponderEliminar¡Gracias, Nicoleta!
EliminarUn abrazo.
¡Enhorabuena, Sara!
ResponderEliminarMe alegro que al final te llamasen, eso demuestra el tacto del concurso.
El texto bien podría incluirse en una novela de García Márquez al que le gusta este tipo de licuaciones en movimiento. ¡Muy justificado el premio!
Abrazos.
Es verdad, Nicolás. En ese concurso trabaja un equipo humano excelente. Son muy amables y es una alegría hablar con ellos.
EliminarOjalá a los mayores nos fuera tan fácil diluir así las frustraciones y las decepciones como lo hacen los niños.
Un abrazo.
Enhorabuena, Sara (después del susto de la llamada perdida, que casi se va por el fregadero). Muy bien narrada esa pérdida de la inocencia, capas que se van por el desagüe una tras otra.
ResponderEliminarA ver si no me olvido otra vez el móvil en casa. Aunque es difícil, no estoy apegada a él; no tengo whatsapp ni internet en el móvil, y poca gente me llama.
EliminarGracias por tu comentario, Ximens, y por la visita.
Un abrazo.
Enhorabuena. La inocencia perdida, se recupera. A que sí!
ResponderEliminarUn abrazo
Muy bueno tu relato.
ResponderEliminarUn placer conocer tu casa.
Un abrazo desde Pueblo poeta.